17 Feb Tú sí que tienes poder, el arte social, ¿y el Joker? (y II)
Cumple con su promesa. Y pasados unos días mi amiga vuelve. Es para responderme. Sobre todo eso de tomar conciencia de la conexión con nuestro entorno para convertirlo en un arte social.
Sí. Más o menos lo recuerdo. Repaso la conversación que tuvimos en la última entrada del blog entrefronteras (https://bit.ly/38rmVwm). Le pregunté cómo se hacía eso de convertir la conexión en arte social y la respuesta se quedó en el aire. Ella tenía que marchar.
Ahora insisto con la pregunta y me presenta entonces a Luis Espiga, ingeniero, consultor en desarrollo de organizaciones y fundador de Triform Institute (https://www.triforminstitute.com) para que me dé una pista.
Y me la da. Es para meditarlo. Asegura que en el espejo de mi alma puedo conseguir que cada una de las personas de mi entorno pueda verse de alguna manera reflejada. Y también puedo lograr que en cada una de las personas de mi entorno viva lo mejor de mí. Uaaaala….
Espera, que lo vuelvo a repasar. Un momento… Es un poco de galimatías. Sin duda es para meditarlo. Algo de esfuerzo requiere. No es tan sencillo y tiene truco. ¿Cuál?
Primero e imprescindible. Limpiar el espejo de tu alma cada mañana al levantarte. Simple. Y difícil cuando hay prisa por ir al trabajo y llevar hijos al colegio, por decir algo. Pero necesario, como la limpieza bucal diaria, por decir algo, por decir algo…
¿Limpiar el espejo? ¿A qué se refiere? Mi amiga aclara que se trata de parar un momentín antes de andar. Y abrir mucho los ojos. Mucho. Y sentir la certeza de que nuestro estar, nuestra manera de estar, depende de nosotros mismos. Es nuestra responsabilidad. Y nuestro poder.
O eso, o entre todos seguiremos provocando la transformación de Arthur Fleck en Joker. Me lo recuerda también por teléfono el psicoanalista junguiano Juan Carlos Albaladejo (https://www.esperanza-psicologos.com/) cuando le consulto sobre Arthur Fleck. Me comenta que no deja de ser un personaje sufriente que busca la bondad en los demás y en sí mismo. Transformado en Joker todo eso ya no está. Su sentido de vida es entonces la violencia. Un psicópata.
Vaya. Mejor limpiar el espejo del alma cada mañana, sí.
Mi amiga asegura que es uno de los primeros pasos para convertir nuestra presencia en un arte social. Sobre nosotros mismos y sobre todos los Arthur Fleck que nos rodean. Es la conexión de la que habla Brené Brown (la de la charla TED sobre el poder de la vulnerabilidad que recogí en la anterior entrada de este blog).
Muy bien. Ya tengo lo del espejo y lo de los reflejos de los demás en mí y de lo mejor en mí en los demás, y esa conexión. ¿Y ahora? Ahora sólo te queda ir experimentando, me sugiere mi amiga del alma.
Me da algunas ideas variopintas. Por ejemplo dejarse sorprender por Carrie Punto (nombre artístico de Yolanda Romero) aquí en Barcelona y sus Mystery Events, como las Open Mic Poe(Tic) (https://bit.ly/3bm08ns). Ideal para empezar a jugar con la conexión a través de jams de poesía gestáltica, micros abiertos y demás. Es una gran aventura.
O ponerse en contacto con CISV (Children’s International Summer Villages) (https://es.cisv.org/) una organización sin ánimo de lucro que busca un futuro de convivencia para todas las personas a través del respeto y la comprensión de la diversidad. Fue fundada hace casi 70 años por la psicóloga Doris Twitchell Allen. Fomenta la convivencia y el intercambio entre jóvenes de más de sesenta países. Un lujo para el alma. Ideal para proyectar esa conexión en la relación con los demás.
En cualquier caso imprescindible acoger en todas estas actividades a nuestro Arthur Fleck. Se convierte en una oportunidad. Así devienes en agente de cambio social, asegura mi amiga del alma. Ensayemos pues el arte social. Es la presencia de nuestro poder.
¿Y el Joker? Ni te escuchará. Pero Arthur Fleck, sí. Vale. Pues experimentemos con la conexión, con nosotros mismos y con los demás.