20 Dic ¿Y tú qué celebras? (I)
Tal cual me lo suelta mi amiga del alma: ¿Y tú qué celebras? La escucho, aunque yo no estoy de humor.
Sé que vienen Navidades. Pero tal como está el mundo no sé si es para celebrarlo, le contesto con desgana.
No te enteras, me responde. Caes en la trampa.
Yo no veo que sea ninguna trampa. Es una realidad. Solo hay que ver las muertes sin sentido en la guerra interesada entre Ucrania y Rusia, así como la de Medio Oriente. También en Somalia, Sudán, Etiopía, Nigeria, Mali, el Congo y más países. Además, se calcula que actualmente hay unos 120.000 niños soldados en África. ¿Y qué se hace con ello?
Lo que ha hecho León Gieco.
¿Quién es?
¿Conoces la canción “Solo le pido a Dios” que popularizó Ana Belén?
Sí, claro. Me conmueve siempre.
La compuso el cantautor argentino León Gieco hace más de 40 años.
Y mi amiga del alma añade que este artista se caracteriza por los mensajes sociales de sus canciones reivindicando los derechos humanos, el apoyo a los discapacitados y la solidaridad con los marginados.
Vale. ¿Pero qué ha hecho ahora?
Su sobrino-nieto Ron, de 19 años, estaba en la Franja de Gaza, en contacto cotidiano con la población árabe coordinando el paso de mercancías, medicamentos y personas que necesitaban ser hospitalizadas en Israel. Fue una de las víctimas de Hamas el 7 de octubre.
Un sinsentido, sí.
Y en noviembre, León Gieco grabó su popular canción acompañado de la musulmana Nuri Nardelli, la voz de Alma Sufí Ensamble, y de Gastón Saied en representación de la comunidad judía. Una llamada a la paz en una mezquita.
En palabras de Gieco, “nosotros hacemos estas cosas porque tenemos la posibilidad de hacerlas. Porque mucha gente -un taxista, un albañil, un carpintero- puede sentir la misma impotencia al ver los horrores de la guerra y no poder hacer nada. Nosotros algo hacemos, aunque sabemos que esto no va a cambiar absolutamente nada, porque la guerra habla otro idioma. Pero respecto a esa impotencia, cantar esta canción por la paz en hebreo, en árabe y en castellano, me parece que, justamente en este momento, tiene una razón de ser”.
Para Gastón Saied, “quizás es cierto que desde nuestro lugar como músicos es difícil poder hacer algo concreto, pero también es cierto que a veces la música trasciende algunas barreras físicas. En este entrecruzamiento de religiones, creo que el pedido por la paz tiene un peso aún mayor”.
“Lo hermoso de esta canción de León es que es atemporal”, argumenta la vocalista Nuri Nardelli. Destaca también que “tiene un espíritu muy fuerte y aunque lamentablemente, tal vez nunca podamos dejar de cantar esta canción, lo importante es que cada vez que lo hagamos, lo hagamos con el corazón”. También quiere destacar que León Gieco escribió está canción en forma de plegaria que nos recuerda lo mejor del espíritu humano (https://www.youtube.com/watch?v=TXOUpXKn1NM).
Yo lo veo muy complicado. Y entonces mi amiga del alma me recuerda una de las meditaciones que propone la Antroposofía de Rudolf Steiner para estos días antes de Navidad: “No quiero hacer sufrir a nadie. Quiero perdonarlo todo”.
Lo sigo viendo muy complicado. Requiere una mente abierta, un corazón abierto y la valentía para actuar… el coraje para atreverse.
Es posible, no imposible, asegura mi amiga del alma.
¿Cómo?
Ahora tengo que marchar. Te lo cuento en dos días.
Y así me deja.